El Hombre de Cromagnon es el nombre dado a los primeros Homo sapiens sapiens que habitaron Europa hace aproximadamente 40,000 años. El término se utiliza para referirse a los restos fósiles encontrados en la cueva de Les Eyzies, en Dordoña, Francia, en 1868.
Estos individuos fueron parte de una importante migración que ocurrió durante el Paleolítico superior, cuando los Homo sapiens reemplazaron a los neandertales en Europa. Los restos del Hombre de Cromagnon muestran que tenían una apariencia moderna similar a la de los humanos actuales, con un cráneo alto y redondeado, una mandíbula pequeña y una frente prominente.
El Hombre de Cromagnon era un cazador-recolector que vivía en pequeños grupos nómadas y dependía de la caza de animales y la recolección de plantas para su sustento. Se cree que eran hábiles fabricantes de herramientas y conocían el arte rupestre. La prueba de su sofisticación cultural se encuentra en las numerosas pinturas rupestres y esculturas que han dejado.
El Hombre de Cromagnon es considerado una de las primeras poblaciones de humanos modernos en Europa y representa un importante hito en la evolución humana. Su existencia y éxito en la colonización de Europa demuestran la capacidad de adaptación, innovación y cooperación de nuestra especie.
Además del nombre Hombre de Cromagnon, también se utiliza el término Homo sapiens sapiens para referirse a estos individuos, ya que son una subespecie de Homo sapiens. Es importante tener en cuenta que el término Hombre de Cromagnon se utiliza para referirse a una población específica que vivió en Europa y no como un nombre genérico para todos los Homo sapiens sapiens.
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